viernes, 14 de marzo de 2025

GUP: Carolus rex, el imperio de acero C13

Capítulo 13

Pasaron el resto de enfrentamientos y al final del día, los organizadores les dieron pase a las chicas para entrar en unas aguas termales.

En el día anterior yo no pude entrar ya que no tenían preparado totalmente el baño para mí, que era uno más pequeño que el femenil, pero no me quejo, igual yo no tengo la cultura de compartir baño con alguien más.

El vapor de las aguas termales envolvía el ambiente en una niebla espesa, dándole un aire de tranquilidad y privacidad. Me recosté contra la roca caliente, dejando que el agua hirviente relajara mis músculos. Después del último enfrentamiento, un momento de descanso como este era más que bienvenido.

Cerré los ojos, disfrutando el silencio... hasta que escuché el sonido de una puerta deslizante abrirse. Instintivamente, giré la cabeza, solo para ver a Maho Nishizumi entrar con total naturalidad, envuelta en una toalla que apenas cubría lo necesario.

Mis músculos se tensaron de inmediato.

Erik: Maho… ¿qué haces aquí?

Maho se limita a solo verme y entonces se quita la toalla dejando todo al descubierto y procede a limpiar su cuerpo y luego enjuagarse para luego volverse a poner de pie y mirarme nuevamente.

...

Ella avanzó con calma, ignorando mi evidente incomodidad, y se deslizó en el agua.

Maho: Hace años que no compartíamos unas aguas termales.

Su tono era neutral, pero algo en su mirada me dijo que esto no era solo un reencuentro casual.

Erik: Bueno… sí, pero no esperaba que entraras sin avisar.

Maho: "¿Desde cuándo necesito avisarte?"

No tuve respuesta para eso. Era cierto: cuando éramos niños, solíamos meternos a aguas termales sin pensar demasiado en ello. Pero ahora… era diferente.

Maho suspiró, inclinando la cabeza hacia atrás para mojar su cabello en el agua.

Maho: "En el siguiente enfrentamiento, será Kuromorimine contra Carolus Rex."

Sentí una punzada de adrenalina en mi pecho. No era algo inesperado, pero escucharlo directamente de ella le daba otro peso al asunto.

Erik: Y veniste aquí solo por eso? -mientras cierro los ojos para volver a relajarme.

El agua caliente envolvía nuestros cuerpos en una atmósfera de relajación silenciosa, pero el peso de la presencia de Maho a mi lado era innegable. Sentí cómo apoyaba su cabeza en mi hombro, su cabello húmedo rozando mi piel con una suavidad inusual.

No era propio de ella actuar de esta manera, tan cercana.

Maho: Te vi en el enfrentamiento contra Blue Division. Nunca te había visto así.

No respondí de inmediato. Sus palabras parecían cuidadosamente elegidas, pero el tono de su voz tenía algo distinto.

Erik: ¿Así cómo?

Maho: Tan… entusiasmado.

Sus ojos estaban fijos en la superficie del agua, observando las ondas que se formaban con nuestros movimientos.

Erik: Fue un buen combate. Me gusta cuando los oponentes me hacen esforzarme.

Maho: No me refiero solo a eso.

Erik: ...

Sentí cómo su agarre en mi brazo se tensaba levemente.

Maho: Las mirabas de una forma que nunca me has mirado a mí.

Sus palabras me tomaron por sorpresa. No era algo que esperaría escuchar de ella, de la Maho Nishizumi que siempre mantenía la compostura, que rara vez dejaba ver sus emociones.

Erik: Maho…

Ella suspiró, sin levantar la cabeza de mi hombro.

Maho: No sé por qué me sentí así. No debería importarme. No debería afectarme.

Su voz tenía una leve rigidez, como si estuviera tratando de convencerse a sí misma más que a mí.

Erik: ¿Celos?

Ella alzó la vista, con una expresión que era una mezcla de incredulidad y molestia.

Maho: No.

Su respuesta fue rápida, casi instintiva.

Erik: Entonces, ¿qué es?

Maho frunció el ceño, visiblemente frustrada consigo misma. Era claro que no estaba acostumbrada a lidiar con este tipo de emociones.

Maho: No lo sé. Solo… no me gustó.

No pude evitar una ligera sonrisa. Incluso en momentos como este, Maho seguía siendo Maho: directa, pragmática, pero con una vulnerabilidad que rara vez mostraba.

Erik: Si te sirve de consuelo, no miraba a ninguna de ellas de la forma en que te miro a ti.

Ella parpadeó, sorprendida por mi comentario, y desvió la mirada con una ligera expresión de incomodidad.

Maho: Idiota.

Su tono no tenía la dureza habitual.

Permanecimos en silencio unos momentos más, el agua caliente envolviéndonos mientras la tensión en el aire poco a poco se disipaba.

El silencio relajante de las aguas termales se rompió de golpe cuando la puerta corrediza se abrió con un estruendoso ¡bam! seguido por una voz chillona y llena de emoción.

Katyusha: "¡Erik! ¡Voy a bañarme contigo!"

Antes de que pudiera reaccionar, un pequeño torbellino rubio entró al agua con un gran chapuzón, causando olas que salpicaron mi rostro.

Si solo hubiera sido Katyusha, no habría tenido problema. Ya estaba acostumbrado a sus excentricidades y a su actitud despreocupada. Pero entonces…

Nota del autor: Para que quede claro, a Katyusha la ve como una hermana menor, no piensen cosas raras.

Nonna y Klara entraron justo detrás de ella.

Desnudas.

Mi cerebro tardó unos segundos en procesar la imagen frente a mí. Katyusha, con su habitual falta de vergüenza, flotaba con una expresión satisfecha, mientras que Nonna y Klara avanzaban con una gracia silenciosa, sin la más mínima muestra de incomodidad por la situación.

Klara tenía un aura reservada pero igualmente hipnótica, su cabello mojado pegándose suavemente a su espalda mientras entraba al agua. Por el otro lado, la piel pálida de Nonna resaltaba con el vapor, su figura perfectamente proporcionada sin una pizca de exceso ni defecto, pero lo más notorio, sus grandes pechos balanceandose y con una figura tan perfecta.

Katyusha: ¡Ahhh, esto es perfecto! No hay nada como un baño caliente después de una batalla. ¡Oye, Erik, ayúdame a lavar mi espalda!

Mi cuerpo se congeló. Sentí una presión en mi nariz, un calor repentino subiendo a mi rostro.

Erik: Ah...

Intenté desviar la mirada, pero la imagen de ambas oficiales de Pravda deslizándose en el agua sin ninguna prenda cubriéndolas estaba grabada en mi retina.

Nonna me miró con su expresión serena, aunque sus ojos brillaban con un ligero toque de diversión.

Nonna: ¿Pasa algo, comandante Lindsworm?

Klara inclinó la cabeza con una leve sonrisa.

Klara: Возможно, вода слишком горячая для него. Tal vez el agua está demasiado caliente para él.

Mi visión comenzó a nublarse.

Sentí un líquido caliente resbalar por mi nariz.

Ah mira, sangre sale de mi nariz.

Antes de que pudiera decir algo más, todo se volvió negro.

Lo último que escuché antes de desmayarme fue la risa suave de Klara y el suspiro de Nonna.

Maldita sea, si no fuera porque ya había estado mucho tiempo en el calor de las aguas termales, lo habría gozado como no te lo puedes imaginar.

La oscuridad fue cediendo poco a poco mientras mi consciencia regresaba lentamente. Lo primero que sentí fue una calidez reconfortante en mi cabeza y una textura suave sobre la que estaba apoyado.

Abrí los ojos con pesadez, parpadeando varias veces hasta que la imagen frente a mí se aclaró.

Nonna.

Mi cabeza descansaba sobre su regazo, y su mirada calmada me observaba desde arriba. A pesar de su expresión habitual de serenidad, había una leve sombra de preocupación en sus ojos.

A mi lado, Katyusha dormía profundamente, su pequeño cuerpo acurrucado cerca del mío. Su respiración era tranquila, pero su ceño ligeramente fruncido delataba que había estado preocupada.

Klara, por su parte, estaba sentada a un lado con una expresión relajada pero atenta. En una mano sostenía un abanico, con el cual me daba aire suavemente, mientras que en la otra tenía un vaso de agua preparado.

Klara: Ах, ты уже проснулся Ah, ya despertaste.

Su voz sonaba satisfecha, como si hubiera estado esperando este momento con paciencia.

Erik: Что… что случилось? ¿Qué… qué pasó?

Mi garganta estaba seca, y mi cabeza todavía daba vueltas.

Nonna: Ты потерял сознание в горячих источниках. Похоже, комбинация температуры и неожиданности оказалась для тебя слишком сильной. Te desmayaste en las aguas termales. Parece que la combinación de la temperatura y la sorpresa fue demasiado para ti.

No mencionó la verdadera razón, pero su leve sonrisa indicaba que lo entendía perfectamente.

Klara me acercó el vaso de agua, y con algo de esfuerzo, me incorporé para tomarlo. El líquido frío refrescó mi garganta de inmediato.

Erik: Спасибо… Gracias…

Nonna: Отдохни ещё немного. Катюша волновалась за тебя, хотя никогда не признается в этом вслух. Descansa un poco más. Katyusha estaba preocupada por ti, aunque no lo admitiría en voz alta.

Dijo mientras tomaba mi cabeza como dando la señal de que vuelva a acostarme sobre su regazo.

Miré a la pequeña comandante dormida a mi lado. A pesar de su actitud mandona y orgullosa, ahora parecía completamente vulnerable.

Klara: Честно говоря, мы не ожидали, что ты так сильно отреагируешь. La verdad, no esperábamos que reaccionaras tan fuerte."

Noté la burla oculta en su tono, pero no tuve fuerzas para responder.

Suspiré, apoyando mi cabeza de nuevo en el regazo de Nonna, disfrutando la sensación de sus dedos acariciando suavemente mi cabello.

En mi mente ya podía escuchar a Katyusha diciendo: “Hablen español, maldita sea”. y me río un poco.

Nonna deslizó sus dedos con suavidad sobre mi mejilla, su tacto era fresco y reconfortante, en contraste con el calor de las aguas termales de antes. Su mirada seguía fija en mí, pero ahora había una calidez distinta en sus ojos.

Nonna: "Gracias por cuidar de Katyusha."

No era una simple cortesía. Sus palabras llevaban un peso genuino, una muestra de confianza que no se le otorgaba a cualquiera.

Klara, con su expresión relajada, asintió. No dijo nada, pero la leve curva de sus labios delataba que pensaba lo mismo que Nonna.

Por un momento, el ambiente fue tranquilo, casi íntimo. Katyusha se removió ligeramente en su sueño, murmurando algo ininteligible antes de acomodarse más cerca de mí.

Entonces, sin previo aviso, Klara se inclinó y me dio un beso en la mejilla, su cabello húmedo rozando mi piel antes de separarse con una sonrisa traviesa.

Klara: Para que te recuperes más rápido. -Hablando en japonés (Nota del autor: Inserte idioma propio, aquí)

Antes de que pudiera reaccionar, Nonna también se acercó y dejó un beso suave en mi otra mejilla.

Nonna: Espero que sigas cuidando de nuestra comandante.

Su tono era calmado como siempre, pero había algo en su mirada que me hizo entender que esto era más que una simple petición.

Sonreí levemente, sintiendo que la fatiga del desmayo ya era cosa del pasado.

Erik: "Siempre lo haré."

Klara volvió a abanicarme con aire satisfecho, y Nonna continuó acariciando mi rostro con ternura.

Luego de un rato de descanso, finalmente me sentí lo suficientemente recuperado como para levantarme. Nonna y Klara parecían satisfechas con mi estado, y Katyusha, aún medio dormida, murmuró algo sobre conquistar las aguas termales la próxima vez.

Me dirigí a la sala de estar de la posada, donde el ambiente era tranquilo, con la luz tenue de las lámparas creando una sensación acogedora. Al entrar, mis ojos se encontraron con Darjeeling y Mika, ambas cómodamente sentadas mientras disfrutaban de una taza de té.

No dijeron nada, pero sus miradas divertidas hablaban por sí solas. Seguramente ya se habían enterado de lo ocurrido. Darjeeling tomó un sorbo de su té con su característica elegancia, mientras Mika sonreía de manera enigmática, tocando suavemente su kantele.

Antes de que pudiera decir algo, escuché pasos apresurados. En un abrir y cerrar de ojos, Miho se lanzó hacia mí, envolviéndome en un abrazo firme.

Su cuerpo temblaba ligeramente, y enterró su rostro en mi pecho. No necesitaba palabras para entender lo que sentía. Había visto cómo me llevaba bien con las chicas de Blue Division y, aunque probablemente no lo comprendía del todo, le había dolido.

La rodeé con mis brazos, sintiendo cómo se aferraba a mí con fuerza. No intenté alejarla ni preguntarle nada. Solo dejé que se reconfortara, pasando una mano por su cabello con suavidad.

Darjeeling y Mika no dijeron nada, simplemente continuaron con su té y su música, dejando que el momento transcurriera sin interrupciones.

Sentí la calidez de sus lágrimas humedecer mi camisa mientras Miho sollozaba suavemente, dándome pequeños golpes en el pecho con sus puños cerrados.

Miho: Idiota… idiota… idiota… —repetía una y otra vez con la voz entrecortada.

No intenté detenerla, solo sonreí con paciencia y la abracé con más fuerza, deslizando una mano por su espalda en un intento de calmarla. Su respiración poco a poco se fue estabilizando, aunque sus dedos seguían aferrándose a mi ropa con un agarre tembloroso.

Después de un rato, Miho se recompuso, limpiándose los ojos con el dorso de la mano antes de levantar la mirada hacia mí.

Miho: ¿Viste mi enfrentamiento contra Anzio? —preguntó con un tono más estable, aunque aún se notaba el rastro de su reciente llanto.

Asentí con una sonrisa.

Erik: Sí, lo vi —respondí, recordando el combate. Anzio había demostrado su espíritu inquebrantable, pero Miho había liderado Ooarai con una combinación de astucia y adaptabilidad que solo alguien con su talento podía lograr. —Y me impresionó lo bien que se te da ser comandante.

Sin pensarlo demasiado, llevé mi mano a su cabeza y le alboroté el cabello con suavidad.

Erik: Buen trabajo, Miho.

Miho hizo un leve puchero, inflando las mejillas mientras intentaba arreglar el desastre que hice con su peinado, pero no pudo evitar sonreír.

Mika rió por lo bajo, rasgueando su kantele con calma, mientras Darjeeling simplemente observaba la escena con una sonrisa serena, como si ya hubiera previsto todo esto desde el principio.

Miho frunció el ceño, aún intentando arreglar su cabello con las manos.

Miho: No hagas eso, Erik… ya no soy una niña —protestó con un leve puchero, sus mejillas aún ligeramente sonrojadas.

Su reacción me hizo reír un poco. Había crecido, sí, pero en momentos como este aún conservaba ese aire inocente y dulce que la hacía única.

Erik: Está bien, está bien —dije con una sonrisa juguetona, levantando las manos en señal de rendición. —Entonces… pídeme lo que quieras como recompensa por haber ganado.

Miho parpadeó sorprendida, sin esperar esa respuesta. Sus labios se entreabrieron levemente, como si estuviera considerando qué pedir.

Darjeeling llevó su taza de té a los labios con una expresión de diversión, mientras Mika se recostaba en el sofá con su kantele en las manos, observando la interacción con su peculiar interés relajado.

Podía ver cómo Miho se debatía internamente, su mirada desviándose por un instante antes de volver a la mía con determinación.

Miho: Entonces, si gano el torneo, quiero que mantengas esa promesa.

Erik: De acuerdo, así será. -Sonrío y pongo mi mano sobre mi pecho en señal de afirmación.

Miho: Es una promesa.

Ella sonríe dulcemente al decir eso.

Erik: Claro

Miho se retira hacia la habitación designada a su grupo, pero en lo que se iba, noté que en una esquina estaban viendo las de su tripulación y su consejo estudiantil, aunque noto que las más interesadas son Saori y Yukari.

Darjeeling mantuvo su sonrisa refinada mientras tomaba otro sorbo de su aparentemente inagotable taza de té.

Darjeeling: Por supuesto, fue un espectáculo encantador. No todos los días se ve a una Nishizumi tan expresiva.

En serio ¿esa taza de té será infinita de casualidad? ¿será un efecto del hecho de que estoy en un mundo de anime?

Mika, por su parte, tocó una cuerda de su kantele con calma, dejando que la nota resonara suavemente antes de hablar.

Mika: Los vientos traen historias interesantes… y parece que esta aún tiene muchos capítulos por escribir.

Me crucé de brazos y solté un suspiro.

Erik: Debería haber sabido que ustedes dos estarían disfrutando de esto.

Darjeeling ocultó una leve risa tras su taza, mientras Mika simplemente me miraba con esa tranquilidad imperturbable.

Darjeeling: No es nuestra culpa que seas tan entretenido de observar —comentó con diversión.

Mika: Espero ver más en el futuro —añadió Mika, con su usual tono enigmático.

Sacudí la cabeza con una sonrisa cansada.

Erik: Tendré que acostumbrarme a tener público, parece.

Mika tocó otra nota de su kantele.

Mika: O tal vez simplemente al hecho de que muchas estrellas orbitan a tu alrededor.

No respondí, pero sus palabras quedaron resonando en mi cabeza. No era solo Miho, no eran solo las chicas de Pravda, Kuromorimine o cualquiera de las academias. Desde que llegué a este mundo, todo parecía moverse en torno a mí de formas que a veces ni siquiera entendía del todo.

Tomé aire y me levanté.

Erik: Bueno, ha sido una noche interesante, pero necesito descansar. Mañana será otro día... y seguramente igual de caótico.

Darjeeling levantó su taza con elegancia.

Darjeeling: Duerme bien, comandante Lindsworm.

Mika simplemente sonrió, rascando ligeramente las cuerdas de su instrumento.

Con un último vistazo a ambas, me dirigí a mi habitación, preparándome mentalmente para lo que vendría a continuación, que era mi enfrentamiento con Kuromorimine, que conociendo a Maho, es muy probable que esta vez sea yo el que pierda.





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