martes, 4 de marzo de 2025

GUP: carolus rex el imperio de acero C2

Capítulo 2

Shiho se detuvo frente a las puertas de la mansión y se giró hacia nosotros con su expresión severa e imponente.

Shiho: Bueno, no se queden ahí. Entren.

Su voz era tranquila, pero tenía ese tono firme que no dejaba lugar a la discusión.

Mi madre asintió con una sonrisa educada, como si aquella mujer rígida fuera solo otra conocida del pasado... pero yo sabía que había algo más. Por alguna razón, su presencia me resultaba sofocante... como si cada palabra que decía pesara más de lo necesario.

Al entrar, la primera impresión me golpeó como una bofetada.

El interior de la mansión Nishizumi era... hermoso.

No era un derroche ostentoso como cabría esperar de una familia prestigiosa, sino una muestra de refinamiento. Tatamis perfectamente dispuestos, biombos con ilustraciones de grullas y pinos, y en el centro del salón, un pequeño jardín zen con piedras blancas y un bonsái meticulosamente podado.

No había exceso, solo la belleza justa... como si cada objeto estuviera donde debía estar y ningún detalle sobrara.

Erik (pensando): Así es como debe ser la casa de una familia con historia... nada sobra, nada falta.

Me quedé un momento contemplando el patio desde una ventana abierta, dejando que la brisa fresca me acariciara la cara... hasta que la voz de mi madre me devolvió a la realidad.

Mónica: Erik, quédate aquí con las niñas. Shiho y yo tenemos cosas que discutir.

Yo solo asentí, aunque algo dentro de mí se tensó.

Las puertas se cerraron suavemente y quedamos solo los tres en la sala.

...

El silencio se sintió extraño.

Miho se escondía tímidamente detrás de su hermana, mientras Maho se mantenía erguida con los brazos cruzados. A pesar de ser solo una niña, tenía esa misma expresión seria que su madre... como si siempre estuviera evaluando su entorno.

Maho: Oye...

Su voz cortó el aire de golpe.

Me giré hacia ella, sorprendido.

Maho: ¿Te gustan los tanques?

No esperaba esa pregunta tan directa, pero mi corazón dio un pequeño vuelco.

Mis ojos se iluminaron casi por instinto.

Erik: ¡Sí! Me encantan.

Maho entrecerró los ojos con una chispa de interés... como si estuviera poniéndome a prueba.

Sin decir nada, se acercó a una pequeña mesita junto a la pared, abrió un cajón y sacó una caja de madera. El sonido de las piezas metálicas chocando entre sí llenó la habitación cuando la abrió.

Dentro había una colección de tanques de juguete a escala, todos detallados con una precisión sorprendente.

Panzer IV, Tiger I, Panther... los grandes íconos de la ingeniería alemana.

Yo los reconocí al instante, pero lo que me llamó la atención fue cómo los colocaba sobre la alfombra.

No al azar...

No como simples juguetes...

Los acomodaba como si fueran piezas de ajedrez.

Erik (pensando): Esto no es solo jugar... esto es entrenamiento.

Maho se arrodilló frente a mí con esa expresión seria que parecía venirle de nacimiento.

Maho: Te explicaré las reglas...

La voz de Maho era firme, pero no arrogante. Me mostró cómo los tanques tenían puntos de movimiento, zonas de disparo y hasta una especie de cobertura improvisada con pequeñas piedras.

Yo asentía con cada palabra, sintiendo cómo una parte dormida de mi mente se despertaba poco a poco.

Miho solo observaba desde la esquina con sus ojos curiosos, abrazando a su pequeño conejo de peluche.

La primera partida fue rápida.

El Tiger de Maho aplastó mi pequeño Strv m/38 sin esfuerzo.

La segunda también.

Pero en la tercera luego de juzgar la estrategia enemiga, una sonrisa se apoderó de mí sin que me diera cuenta.

Comencé a acomodar mis tanques detrás de las coberturas hechas con las piedritas que acomodó Maho, ya que los tanques que tomé tienen blindaje ligero, es tonto ir de frente contra un tiger o un panther.

Maho hizo que sus tanques avanzaran de frente, confiando en el pesado blindaje del tiger y de la armadura angulada del panther y potencia del cañón, podían permitirse ir de esa manera, pero suponiendo que los puntos débiles en war thunder sean los mismos que aquí, hago que mis tanquesitos disparen a los costados y orugas para luego volver a la cobertura.

Maho frunce el seño ligeramente y hace que sus tanquesitos vayan a buscar a mis strv m/38, pero mis tanquesitos tienen la ventaja de la cobertura y el terreno accidentado, haciendo que si un panther avanzaba a una de las coberturas, sea golpeado por detrás por otro strv m/38

Luego de eso, hago que mis tanquesitos sigan disparando hacia el tanque de Maho, destrozando sus orugas para evitar que se mueva y entonces luego de la presión impuesta sobre los tanques de Maho, logro obtener la victoria.

Maho: He perdido

Asiento frenéticamente celebrando mi victoria, entonces veo la mano extendida de Maho y la estrecho con la mía.

El juego continuó durante varias horas.

Maho comenzó a observar a Erik con una mezcla de frustración y admiración, mientras Miho reía con inocencia cada vez que su hermana le explicaba el curso de los acontecimientos en el juego con una voz calmada.

Cuando cayó la tarde, Maho se acercó a él mientras Miho dormía bajo el árbol.

Maho: ¿Te enseñó tu madre a hacer eso...?

Dijo en voz baja

Erik: No. *con una mirada curiosa*

Maho: ¿Entonces... cómo lo sabes?

Erik: He leído muchos libros... pero sobre todo... *Le lanzó una mirada penetrante* He muerto muchas veces.

Claro, refiriéndome a war thunder y otros juegos que involucran tanques. Pero Maho se estremeció ante aquellas palabras, demasiado profundas para un niño de su edad.

Maho: Eres extraño...

Erik: lo sé, gracias por el halago.

Por primera vez, Maho desvió la mirada con un leve rubor.

Shiho Nishizumi observaba desde el umbral de la terraza, con los brazos cruzados junto con Mónica sentada sobre la silla frente a ella

Shiho: Este chico... tiene el instinto.

Mónica se acercó con una copa de vino en la mano, con su elegante vestido ondeando con la brisa.

Mónica (sonriendo con orgullo): ¿Te sorprende?

Shiho no respondió. Su mirada permanecía fija en el niño rubio, cuya expresión no era la de un simple niño jugando... sino la de un depredador esperando pacientemente a su presa.

Shiho: De hecho, quisiera que estudie con mis hijas en la misma escuela, tiene el potencial y si ese niño fuera mío... ya estaría aprendiendo a distinguir el sonido de los motores de cualquier tanque

Mónica: ¿Así como me dijiste a mí cuando me hiciste parte del club de sensha-do?

Mónica pone una sonrisa nostálgica y con una risita como recordando esos tiempos

Shiho: Podría decirse que más que tú... ¿Acaso te casaste con un genio para tener este hijo?

La franqueza de Shiho parecería como algo grosero a gente normal, pero Mónica ya estaba acostumbrada a su modo de hablar, así que le siguió la corriente.

Mónica: quien sabe

Pero en sus adentros, Mónica se siente feliz al saber que su ex comandante invicta ve potencial en su hijo.

Mónica: De hecho, lo traje aquí porque me recordó a nuestros días en secundaria, ya que estaban libros esparcidos de tanques y mis figuras estaban al lado como si los analizara a la vez que lee el libro y pensé “¿y si hago que la comandante Shiho lo evalúe?”

Shiho: ¿Entonces lo trajiste aquí con la intención de que lo entrenemos en mi academia?

Mónica: No sé, quien sabe -Con un tono algo juguetón-

Shiho frunce el seño ante ese gesto, pero las comisuras de sus labios se elevan un poco, ya que a ella le gusta criar nuevos talentos desde edad temprana así como pasó en el canon, donde entrenó a sus hijas desde que tenían 3 años para reconocer el ruido de los motores de tanque.

Shiho: Entonces, si lo inscribirás a mi academia?

Mónica: Por mi bien, aunque sería más elección de Erik que mía

Shiho: Es un acuerdo entonces

La brisa era suave y cálida, cargada con el aroma del verano. El canto lejano de los pájaros se mezclaba con el susurro de las hojas, creando una atmósfera casi perfecta para una siesta.

Yo estaba medio dormido, con los ojos entrecerrados, sintiendo el peso ligero de Miho apoyada contra mi costado. Maho estaba a mi otro lado, con su expresión estoica incluso al dormir, como si en cualquier momento fuera a despertarse para defenderse de algún enemigo invisible.

Pero... la maldita hierba.

Me picaba, me molestaba... no la soportaba.

Con un gruñido bajo, levanté mis pies descalzos y los apoyé suavemente sobre los pies de Maho.

Ella apenas reaccionó, solo movió ligeramente los dedos, pero no los quitó... como si ni siquiera lo considerara importante.

Shiho permanecía sentada a su lado, con los brazos cruzados y su expresión estoica de siempre... aunque sus ojos estaban fijos en la escena.

Al principio, su mirada era solo de mera observación, fría y calculadora como siempre...

Pero al ver cómo Erik subía los pies sobre los de Maho, sus ojos se entrecerraron ligeramente, como si acabara de notar algo peligroso.

Shiho: Maho... no apartó los pies.

Ese pequeño detalle no pasó desapercibido para ella.

Conocía demasiado bien a su hija. Maho no era del tipo que aceptaba ese tipo de contacto con cualquiera...

Solo con alguien que ya había aceptado como su igual.

Shiho mantuvo su rostro impasible, pero Mónica la conocía demasiado bien.

Mónica: Vamos, Shiho... no pongas esa cara. No es como si fueran a casarse... todavía. -sonriendo con picardía-

Shiho giró lentamente la cabeza hacia ella, con una expresión tan neutra que parecía esculpida en mármol.

Shiho: El apego emocional puede afectar el juicio en el campo de batalla.

Mónica: Ohhh... ¿de verdad? ¿Eso te decías a ti misma cuando entrenábamos juntas?

Shiho no respondió, pero la pequeña rigidez en su mandíbula traicionaba sus pensamientos.

Mónica: Y no olvides que tú también dejaste dormir sobre tu regazo a tu marido más de una vez... -dijo con un tono burlón-

Shiho apretó los labios, manteniendo su compostura con todas sus fuerzas.

Shiho: Eso era... solo para evitar que se enfriara...

Mónica soltó una risita suave, divertida.

Mónica: Claro, claro...

Shiho se da la vuelta con su expresión seria... pero cuando Mónica no la ve, sus ojos se suavizan un poco

Shiho: No debería acostumbrarse a ese tipo de cercanía...

Pero justo en ese momento, Maho se mueve un poco en sueños y... agarra la mano de Erik inconscientemente y sonríe luego de encontrar su mano.

Mónica se tapa la boca para no reírse y Shiho solo frunce el seño para disimular la frustración.






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