sábado, 15 de marzo de 2025

GUP: Carolus rex, el imperio de acero C16

Capítulo 16

Las heridas de mi pasado seguían pesando sobre mí, algunas más profundas que otras, pero gracias a la noche que pasé con Nonna y Klara, encontré un respiro. No voy a engañarme pensando que una sola noche puede borrar el peso de una vida entera, pero al menos ahora es un peso que puedo soportar.

Nonna y Klara me dieron algo que en mi vida pasada siempre me fue negado: un refugio, un hogar en su calidez. Ahora caminan a mi lado, sus manos entrelazadas con las mías, mientras tanto, Katyusha, habiendo dejado atrás su ira, retoma su trono habitual sobre mis hombros.

Las reacciones de las comandantes varían, pero las más notables ante mis ojos fueron Maho y Miho.

Maho, con su expresión estoica de siempre, apenas dejó entrever una ligera fruncida de ceño al vernos llegar de esa manera. Sin embargo, sus ojos delataron un destello de algo más... ¿estará enojada? No dijo nada de inmediato, pero su mirada pasó de mí a Nonna y Klara, como si analizara la situación y evaluara su significado.

Miho, en cambio, no pudo ocultar su sorpresa. Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal, y un leve rubor tiñó sus mejillas antes de que desviara la mirada rápidamente, como si se sintiera culpable de estar viendo algo que no debía. A diferencia de su hermana, su lenguaje corporal hablaba por sí solo: la forma en que apretó sus manos, la manera en que evitó mi mirada… Había algo en su reacción que no podía ignorar.

El silencio entre nosotras fue breve, pero cargado de tensión. Maho fue la primera en romperlo, su voz firme pero con un matiz que no supe descifrar del todo.

Maho: No esperaba verte llegar de esta forma, Lindsworm.

Ya no me llamó por mi nombre...

Su tono era neutral, pero había algo oculto bajo la superficie. No supe si era desaprobación o simple curiosidad, pero de cualquier manera, su atención estaba puesta en mí.

Miho, aún con la mirada baja, finalmente habló en un tono mucho más suave:

Miho: Me alegra que estés… bien.

Sus palabras eran sinceras, pero había un trasfondo en ellas que me hizo preguntarme cuánto de eso era solo cortesía y cuánto era algo más.

¿Me habré perdido de algo?

Volteo a ver a Nonna como buscando ayuda ante tal situación, pero ello solo me ignoró y volteó a otro lado.

Katyusha, que hasta ahora se había mantenido en su posición habitual sobre mis hombros, dejó escapar una risa entre burlona y desafiante.

Katyusha: ¿Qué pasa, Nishizumi? ¿No te gusta lo que ves? —dijo con su característico tono altanero, balanceando ligeramente sus piernas mientras miraba a Maho con una sonrisa provocadora.

Sin embargo, esa actitud no duró mucho.

Maho giró su mirada hacia ella, y en ese instante, el aire pareció volverse más denso. No fue necesario que dijera nada. Sus ojos, fríos e implacables, hablaron por sí solos. La sonrisa de Katyusha se congeló en su rostro, y un escalofrío recorrió su espalda.

Katyusha: Tch… Bueno, ya me aburrí de esto —murmuró, cruzándose de brazos y bajándose de mis hombros con una dignidad apenas conservada. Se giró hacia Nonna y Klara—. Vámonos.

Ah, ¡me abandona!

Nonna asintió en silencio y Klara la siguió sin cuestionar. Ambas me dirigieron una última mirada antes de marcharse junto con su comandante, dejándome solo con las hermanas Nishizumi.

El silencio volvió a reinar, pero ahora con un peso distinto.

Maho cruzó los brazos, su mandíbula tensa. No dijo nada de inmediato, pero su mirada helada lo decía todo. No lo demostraba abiertamente, no era su estilo, pero la atmósfera a su alrededor era suficiente para que cualquiera lo notara.

Miho, por otro lado, aún evitaba mi mirada, pero parecía inquieta, como si quisiera decir algo pero no encontrara las palabras adecuadas.

Maho suspiró, cerró los ojos un segundo y luego me miró fijamente.

Maho: Hablaremos aquí —dijo, con una autoridad que no dejaba lugar a réplica.

Erik: Si...

No era una petición. Era una orden.

El ambiente seguía cargado de tensión. Podía sentir el peso de la mirada de Maho sobre mí, fría y analítica. Miho, en cambio, parecía más inquieta que molesta, pero aun así evitaba mirarme directamente.

Maho: Explícate.

Su voz era firme, pero no levantó el tono. No necesitaba hacerlo. La exigencia en su mirada era suficiente para hacerme sentir acorralado.

Yo no era un cobarde, pero tampoco era estúpido. Sabía que cualquier respuesta equivocada podría empeorar la situación.

Erik: No hay mucho que explicar. —Hablé con calma, sin evadir su mirada—. Pasamos la noche juntos.

Maho entrecerró los ojos, y la tensión en su mandíbula se hizo más evidente.

Maho: ¿Eso es todo?

Su tono era cortante.

Erik: ¿Qué más quieres que diga?

Maho: Que me digas qué significa para ti.

Miho reaccionó visiblemente a esas palabras, apretando las manos sobre su falda. Parecía querer decir algo, pero no se atrevía.

Maho: No eres un idiota, Lindsworm. Sabes perfectamente que esto no es solo una cuestión de pasar la noche con alguien. Nonna y Klara no son el tipo de mujeres que harían algo así sin razones de peso. ¿Entonces? ¿Qué significa para ti?

Me crucé de brazos y solté un leve suspiro.

Erik: Significa que ahora mantenemos una relación.

Miho se estremeció ante mis palabras, mientras que los ojos de Maho se afilaron.

Maho: ¿En serio?

Su tono tenía un matiz peligroso, como si estuviera probando mis palabras, esperando que me equivocara para lanzarme un ataque verbal.

Erik: Sí. —Le sostuve la mirada sin vacilar—. Nonna y Klara decidieron estar conmigo, y yo no pienso dejarlas.

El silencio que siguió fue aún más pesado. Maho me estudió por unos segundos, como si intentara descifrar si hablaba en serio o si solo era una excusa.

Finalmente, suspiró, desviando la mirada por un momento antes de volver a enfocarse en mí.

Maho: Eres un imbécil.

No lo dijo con ira, sino con una mezcla de resignación y frustración.

Erik: Lo sé.

Miho, que hasta ahora había permanecido callada, finalmente habló en un tono vacilante.

Miho: ¿Y qué pasa con nosotras...?

Sus palabras fueron apenas un murmullo, pero en la quietud del lugar, se sintieron como una explosión.

Mi mirada pasó de Maho a Miho, quien finalmente levantó la vista para encontrarse con la mía. Sus ojos reflejaban una mezcla de emociones que no pude descifrar del todo.

Miho: Tú… tú dijiste que estarías con nosotras, pero entonces…

Se mordió el labio, como si no quisiera terminar la frase.

Maho chasqueó la lengua, claramente irritada, pero no interrumpió a su hermana.

Erik: Nada ha cambiado.

Miho: Pero… se siente como si lo hubiera hecho.

Maho soltó un suspiro, pasándose una mano por el cabello antes de hablar con más calma.

Maho: No es que esperara que fueras a estar solo… pero tampoco esperaba esto tan rápido.

Me crucé de brazos nuevamente, sin apartar la mirada de ellas.

Erik: No planeé que pasara así. Pero tampoco me arrepiento.

Maho me observó por un largo instante antes de soltar un suspiro más largo y pesado.

Maho: Idiota. —Repitió, con menos dureza esta vez.

Miho solo desvió la mirada, aún con las manos apretadas en su regazo.

Maho: No puedo hacer nada al respecto, ¿verdad?

Negué con la cabeza.

Erik: No.

Maho se quedó en silencio por unos segundos antes de hablar de nuevo.

Maho: Entonces más te vale hacerte responsable.

Erik: Puedes estar seguro de ello.

Se referirá en caso de que embarace a alguna de las dos? o a qué será?

Fue lo último que dijo antes de darse la vuelta, dejando a Miho y a mí en un incómodo silencio.

El silencio entre nosotros se alargó más de lo que esperaba. Miho aún no levantaba la mirada, pero podía ver cómo sus manos temblaban ligeramente, apretadas sobre su regazo.

Finalmente, rompió el silencio con un tono que, aunque suave, estaba cargado de emoción.

Miho: No es justo, Erik.

Parpadeé. No era un grito, no era un reproche violento, pero esas palabras me golpearon más fuerte que cualquier regaño.

Erik: Miho, yo—

Miho: No digas que nada ha cambiado. —Alzó la mirada, sus ojos brillaban con algo que no podía identificar del todo—. Porque sí lo ha hecho. Antes… antes parecía que solo nosotras éramos importantes para ti.

Tragué saliva. No era fácil escuchar esas palabras, no porque no fueran ciertas, sino porque no tenía una respuesta que pudiera aliviar su incomodidad.

Erik: Eso nunca cambió.

Miho: Entonces, ¿por qué ellas?

Suspiré, llevándome una mano al rostro.

Erik: Porque las cosas simplemente suceden, Miho. No planeé esto, no salí en busca de ellas. Pero tampoco soy tan hipócrita como para negar lo que siento.

Ella apretó los labios y bajó la cabeza.

Miho: Entiendo…

No, no entendía. Y yo tampoco.

Las relaciones humanas siempre me parecieron complicadas. En mi vida pasada, nunca tuve una relación amorosa real, nunca experimenté este tipo de sentimientos, nunca tuve que enfrentar dilemas como este. Ahora, de repente, no solo tenía una relación con una chica, sino dos, y consus propios conflictos y expectativas.

Era abrumador, pero no puedo huir de esto, tengo que enfrentarlo.

Miho: Maho no lo dice, pero también le molesta.

Mi mirada se endureció.

Erik: ¿Y qué quieres que haga? No voy a dejar a Nonna ni a Klara. No voy a traicionar su confianza solo porque esto es difícil.

Miho pareció encogerse un poco ante mi respuesta.

Miho: Entonces…

Se detuvo un segundo antes de inspirar profundamente y alzar la mirada otra vez. Esta vez, había algo de determinación en sus ojos.

Miho: Si gano el torneo, quiero que nos tengas en cuenta a mi hermana y a mí.

Fruncí el ceño, pero ella continuó antes de que pudiera responder.

Miho: Si Maho gana, al menos considérala a ella.

Mi sorpresa debió reflejarse en mi rostro, porque Miho apartó la mirada rápidamente.

Erik: ¿Me estás proponiendo… una apuesta?

Ella asintió levemente, con el rostro aún sonrojado.

Miho: Es la única forma en la que puedo hacer que me tomes en serio.

Permanecí en silencio por un momento, analizando sus palabras.

Erik: Bien.

Ella levantó la vista de inmediato, sorprendida por lo rápido que acepté.

Erik: Si ganas, lo consideraré. Si gana Maho, también lo haré.

Miho pareció aliviada, pero no del todo satisfecha.

Miho: Entonces… nos veremos despues de la batalla.

Y con eso, la conversación terminó.

POV General: Expectadores Silenciosos

En el pasillo adyacente, donde la conversación entre Erik, Maho y Miho se había desarrollado, una figura se mantenía en la sombra, observando la escena con una mezcla de asombro e interés. Anzu Kadotani, la presidenta del consejo estudiantil de Ōarai, estaba allí desde antes de que la conversación iniciara por completo.

Al principio, solo había pretendido pasar casualmente, como era su costumbre, pero al notar la tensión en el aire, se había detenido a escuchar. No era el tipo de persona que se entrometía en asuntos ajenos sin un buen motivo, pero este no era un asunto cualquiera: era una confrontación entre las hermanas Nishizumi y Erik Lindsworm.

Y lo que más le sorprendió no fue la firmeza de Maho ni la resolución de Erik. Fue Miho.

Anzu: Así que finalmente dejó de titubear. -pensó la presidenta con una leve sonrisa mientras mordisqueaba un pequeño dulce de su bolsa.

Miho, la chica que siempre había sido considerada más blanda en comparación con su hermana mayor, había mostrado una determinación que rara vez se veía en ella. Desafiar abiertamente a Erik con esa propuesta significaba que no solo había aceptado sus propios sentimientos, sino que también estaba dispuesta a luchar por ellos.

Anzu: Vaya, esto va a poner las cosas interesantes...

Desde la distancia, la tripulación de Miho no había escuchado los detalles de la conversación, pero era imposible no notar la atmósfera tensa que envolvía a su comandante. Saori, Hana, Yukari y Mako intercambiaron miradas de inquietud cuando vieron a Miho regresar con una expresión más seria de lo habitual.

Saori: ¿Eso fue… una pelea? —preguntó en voz baja, intentando leer la situación.

Hana: No exactamente. Pero definitivamente ocurrió algo importante.

Yukari, que siempre tenía un ojo agudo para los detalles, notó algo más.

Yukari: No solo Miho, el comandante Lindsworm también tiene un aire diferente.

Se giraron para mirarlo a lo lejos. Erik se había quedado un momento más en el pasillo, con una expresión inescrutable. No se veía enfadado, pero tampoco tranquilo.

Mako: Parece que no todo es simple entre ellos.

Nadie respondió. Solo quedó una sensación de incertidumbre.

Mientras tanto, en otro rincón, dos figuras con tazas de té en mano también discutían la situación con un aire de tranquilidad contrastante.

Darjeeling dejó su taza con elegancia en el platillo y sonrió levemente.

Darjeeling: Ah, la guerra no es lo único que vuelve interesantes estas competencias.

Mika, sentada de forma despreocupada en una baranda cercana, asintió lentamente mientras tocaba una suave melodía en su kantele.

Mika: Sí… la próxima batalla se siente más intensa incluso antes de que inicie.

Ambas sabían que la tensión entre Erik, Miho y Maho se reflejaría en la arena de combate. Y eso solo hacía que el próximo enfrentamiento fuera aún más intrigante.

Después de la conversación con Maho y Miho, me quedé unos minutos solo, tratando de ordenar mis pensamientos.

Suspiré pesadamente antes de finalmente decidirme a seguir caminando. Mis pasos me llevaron hasta donde Nonna y Klara me esperaban. Apenas crucé la puerta, ambas me recibieron sin dudarlo.

Nonna, con su elegancia habitual, se acercó y presionó sus labios contra los míos con naturalidad. No era un beso apasionado, sino una afirmación. Una muestra de que ya me consideraba suyo.

Klara, con una sonrisa traviesa, me besó inmediatamente después, con un poco más de entusiasmo.

Klara: Tardaste demasiado —comentó Klara con una media sonrisa, mirándome con interés—. ¿O acaso Nishizumi-senpai te atrapó en un regaño?

Nonna, más observadora, se limitó a estudiar mi expresión.

Nonna: No te ves tan calmado como de costumbre —señaló.

No respondí de inmediato. En su lugar, me senté frente a ellas, cruzando los brazos mientras meditaba cómo decirlo.

Erik: No fue exactamente un regaño… pero tampoco una charla amistosa.

Nonna entrecerró los ojos, como si ya supiera por dónde iba la conversación.

Nonna: ¿Qué pasó?

Respiré hondo antes de soltarlo.

Erik: Maho estaba molesta… aunque no lo demostró demasiado. Pero Miho… ella realmente me sorprendió.

Ambas esperaron en silencio, así que continué.

Erik: Me pidió algo. Si gana el torneo, quiere que las tenga en cuenta a ella y a Maho. Y si gana Maho, que al menos la considere a ella.

Klara soltó una risa ligera.

Klara: Parece que Nishizumi menor finalmente aprendió a tomar la iniciativa.

Nonna, en cambio, permaneció pensativa por un momento antes de hablar.

Nonna: Y tú… aceptaste.

No era una pregunta, sino una afirmación.

Asentí.

Erik: Sí.

Klara se inclinó hacia adelante con interés.

Klara: ¿Entonces qué harás si gana Miho?

Me crucé de brazos, meditando.

Erik: No lo sé aún. No quiero dejarlas de lado… pero tampoco voy a abandonarlas a ustedes.

Hubo un breve silencio antes de que Nonna hablara con calma.

Nonna: No creo que Maho o Miho estén pidiendo que renuncies a nosotras —dijo con un tono sereno—. Pero sí quieren asegurarse de que significan algo para ti.

Ah, entonces era eso... igual no entendí bien. La miré directamente.

Erik: ¿Y ustedes? ¿Qué piensan?

Nonna: Creo que deberías dejar que las cosas sigan su curso.

Klara, por su parte, sonrió con diversión.

Klara: Y mientras tanto, nosotras seguiremos disfrutando de nuestro tiempo contigo.

No pude evitar sonreír levemente. Sí, las relaciones humanas eran complicadas. Pero quizás… no estaba tan solo en esto.

Después de la conversación con Nonna y Klara, nos dirigimos juntos a las gradas para presenciar el enfrentamiento entre Ooarai y Kuromorimine.

Por supuesto, no éramos los únicos interesados en el combate. Katyusha y su grupo también estaban allí.

Katyusha: ¡Oye, Erik! —llamó la pequeña comandante de Pravda con su voz firme mientras se cruzaba de brazos—. ¿Vienes a ver cómo Miho fracasa o cómo Maho la aplasta?

Arqueé una ceja y sonreí con burla.

Erik: Vengo a ver un combate interesante. Aunque, viendo cómo pelearon ustedes contra Ooarai, podríamos decir que ya sabes lo que es perder contra ellas.

Katyusha se puso roja al instante.

Katyusha: ¡T-Tonto! ¡Eso no cuenta! —exclamó, pero inmediatamente recibió la mirada de Nonna.

Que? como que no? :v

onna: Katyusha… sí cuenta.

Katyusha bufó, hinchando las mejillas, pero no insistió más y procedió a subir a mis hombros.

El combate inició.

Como en el canon, Kuromorimine mantuvo su formación impenetrable, confiando en su disciplina y poder de fuego. Sin embargo, desde el principio, algo se sentía diferente.

Miho no estaba simplemente huyendo.

Miho estaba atacando.

Klara: Oh… ¿está tomando la iniciativa? —comentó con interés.

Nonna, con los brazos cruzados, observó con atención.

Era verdad. Ooarai no solo respondía a los movimientos de Kuromorimine… los estaba anticipando.

Miho estaba siendo más agresiva. Sus maniobras eran rápidas y calculadas, más cercanas a mi propio estilo de combate.

Katyusha: ¡Hmph! —Katyusha resopló—. No está mal para Nishizumi menor… aunque todavía no es impresionante.

Erik: ¿Eso crees? —dije, sin apartar la vista del campo de batalla—. Yo creo que ya no es la misma Miho que enfrentaste.

Katyusha frunció el ceño, pero antes de poder responder, ocurrió el momento clave del combate.

El Maus apareció.

Recuerdo bien lo que pasó en el canon. Miho dudó. Su equipo entró en pánico.

Pero esta vez…

Nada de eso ocurrió.

Miho lo miró, pero no con miedo, sino con determinación.

Klara: No me digas que… —susurró, alzando una ceja.

Nonna esbozó una leve sonrisa.

Nonna: Sí… lo va a hacer.

Antes de que el coloso pudiera siquiera girar su torreta, Ooarai ya estaba sobre él y en un abrir y cerrar de ojos, Ooarai selló su destino.

Un disparo bien colocado destruyó el cañón del Maus, mientras otro volaba sus orugas.

Katyusha: ¡Oye, espera un momento! —se quejó Katyusha, inclinándose hacia adelante—. ¡Eso es lo que hizo Lindsworm cuando peleó contra el Maus!

Nonna: Así es -asintió levemente.

Katyusha apretó los puños.

Katyusha: ¡Eso es trampa! ¡Ella copió su estrategia!

Sonreí.

Erik: No, eso es aprendizaje.

Jaja, igual aprendí a hacer eso cuando jugaba war thunder, aunque al principio se me complicaba porque habían medianos cubriéndolo, pero en esta ocasión, dejaron al maus sin esa protección.

Katyusha se cruzó de brazos y resopló con molestia.

Katyusha: ¡Hmph! ¡No es suficiente para ganar!

Pero, a pesar de sus palabras, la vi morderse el labio.

Miho había cambiado.

Y eso significaba que este combate sería mucho más impredecible.











Anterior/Indice/Siguiente