Mientras los tanques averiados eran remolcados, Pravda y St. Gloriana intercambiaban algunas palabras. A pesar de la derrota, las tripulaciones británicas mantenían su porte distinguido, mientras que Katyusha aún se pavoneaba con orgullo, recibiendo la atención de sus compañeras.
Mientras caminaba entre los vehículos, sentí la mirada de alguien sobre mí. Me giré levemente y encontré a Nonna observándome con su típica expresión serena, aunque sus ojos parecían evaluar algo en silencio.
Nonna: Buen trabajo, Comandante —dijo finalmente, su tono tan controlado como siempre.
Erik: Gracias —respondí, cruzando los brazos—. St. Gloriana luchó con honor, pero nuestra coordinación nos dio la ventaja.
Nonna asintió, pero su mirada se deslizó por un momento hacia Katyusha, quien seguía celebrando en voz alta.
Nonna: Katyusha está complacida. Eso es lo importante.
Noté el leve matiz de orgullo en su voz. Para Nonna, la felicidad de Katyusha siempre estaba por encima de cualquier otra cosa. Era admirable… y, en cierto modo, hacía que quisiera conocer más de lo que había detrás de su devoción.
Mika: Erik. —La voz de Mika llegó desde la radio nuevamente—. Parece que la lluvia no se irá pronto.
Noté que su tono de voz era algo sugerente, así que solté lo que pensé
Erik: Entonces, ¿por qué no las llevamos en nuestros tanques? sirve que así vamos de vuelta a un lugar con techo y podremos relajarnos ahí ¿qué tal?
Mika guardó silencio por un momento tras mi propuesta, pero pronto respondió con su tono despreocupado:
Mika: Suena como un buen plan. Supongo que un tanque es tan buen refugio como cualquier otro.
Desde el otro lado, Darjeeling también parecía haber considerado la idea.
Darjeeling: Debo admitir que nunca me han transportado en un tanque que no pertenezca a St. Gloriana. Pero… siempre hay una primera vez.
Noté que Katyusha iba a protestar, probablemente para reclamar su derecho a ir en el mismo tanque que yo, pero Nonna le susurró algo al oído y la pequeña comandante simplemente infló las mejillas antes de encogerse de hombros.
Minutos después, tanto Mika como Darjeeling subieron al Strv 103. Astrid y Gudrun hicieron espacio en la cabina, dejando que las dos invitadas se acomodaran como pudieran en el interior algo reducido del tanque sueco.
Darjeeling, con su elegancia habitual, se sentó con la espalda recta, evaluando el espacio con una leve sonrisa.
Darjeeling: Curioso diseño. No esperaba estar tan… cerca de la tripulación.
Mika, en cambio, se dejó caer con total relajación, incluso apoyando un brazo sobre su kantele como si fuera un cojín improvisado.
Mika: Es acogedor, de algún modo —comentó con una sonrisa despreocupada—. Aunque no estoy segura de que mi tripulación pueda adaptarse a algo así.
Erik: No es para cualquiera —admití, encendiendo los controles—. Pero tiene su encanto.
Mientras el tanque comenzaba a moverse, el sonido de la lluvia golpeando el blindaje creaba una atmósfera tranquila. Darjeeling y Mika intercambiaron miradas, y no pude evitar notar la diferencia en sus expresiones: la británica analizaba cada detalle con elegancia, mientras que la finlandesa parecía simplemente disfrutar del momento sin preocuparse demasiado.
Darjeeling: No esperaba compartir un tanque contigo, Mika —comentó después de unos segundos de silencio.
Mika sonrió ligeramente.
Mika: Ni yo. Pero la vida está llena de sorpresas, ¿no crees?
Darjeeling: Ciertamente. —tomó un respiro, como si estuviera considerando sus siguientes palabras—. Entonces, Erik, dime… ¿cómo te sentiste en esta batalla?
La pregunta tomó un matiz más personal, y noté que ambas esperaban mi respuesta. Dos mentes estratégicas, cada una con su propio enfoque… y ahora compartiendo espacio conmigo en este tanque.
Erik: Honestamente tuve que devanarme mucho los sesos, ya que la doctrina de mi escuela y la de pravda son muy contrarias, pero disfruté pensando a este nivel aunque me dieran dolores de cabeza, ya que así me demuestro a mí mismo lo que es capaz mi cerebro. Pero si hablamos de haber luchado en contra de ustedes, fue genial, ya que ustedes si tienen esa sinergía la cual se basa en la paciencia, así que he de decir que fueron rivales formidables
Mika asintió lentamente, como si mis palabras la hubieran dejado pensativa.
Mika: Eso es lo que hace que Sensha-dō sea interesante. No es solo una cuestión de quién tiene los tanques más grandes o los mejores disparos, sino de quién puede adaptarse mejor al tablero. —Tocó suavemente las cuerdas de su kantele, produciendo una melodía suave—. Me gusta la forma en que lo ves, Erik.
Darjeeling, por su parte, mantuvo una sonrisa serena.
Darjeeling: Debo admitir que tus estrategias fueron un verdadero desafío para nosotras. No muchas academias logran ponernos contra las cuerdas de esa manera… y, sin embargo, aquí estamos, bajo tu hospitalidad en este tanque.
Cerró los ojos por un momento, como si estuviera saboreando un buen té.
Mika: La paciencia es una virtud, pero la adaptabilidad es la clave de la supervivencia. Supongo que ambas cosas fueron puestas a prueba hoy. -Toca suavemente su kantele una melodía relajante.
Erik: tienes ahí un buen pasatiempo y una buena habilidad
Mika: Gracias
Luego de llevarlas a la tienda de campaña para refugiarnos de la lluvia, procedo a prepararles algo de té y chocolate caliente, claro, el chocolate para Katyusha.
Mientras colocaba la tetera sobre un pequeño hornillo y comenzaba a calentar el agua, Darjeeling observaba con una expresión de aprobación.
Darjeeling: Oh, preparar té en estas condiciones… Es un detalle encantador. Me intriga ver qué tipo de té elegiste.
Sonreí levemente mientras sacaba unas bolsitas de té negro.
Erik: Nada demasiado extravagante, pero creo que cumple su propósito.
Mika, sentada tranquilamente en una de las sillas de la tienda de campaña, tocaba suavemente su kantele, llenando el espacio con una melodía relajante mientras observaba la lluvia caer.
Mika: Lo que importa no es lo costoso del té, sino la compañía con la que se bebe.
Darjeeling asintió con aprobación.
Darjeeling: Una filosofía digna de respeto.
Cuando el agua estuvo lista, serví el té en unas tazas de metal, repartiéndolas a Darjeeling y Mika. Luego, tomé otra taza y preparé el chocolate caliente para Katyusha.
Erik: Bien, el té para ustedes… y el chocolate para nuestra pequeña comandante.
Katyusha, quien hasta ese momento había estado cruzada de brazos con un puchero leve en el rostro por la lluvia, se animó en cuanto mencioné su bebida.
Katyusha: ¡Hm! ¡Sabía que tenías buen ojo, Erik! —Dijo con orgullo mientras tomaba la taza y soplaba ligeramente para enfriar el chocolate.
Oh, así que ahora me llama por mi nombre, supongo que es un buen avance, me alegro.
Nonna, quien estaba a su lado, miró la escena con su típica calma, pero no pasó desapercibida la leve sonrisa en sus labios.
Mientras todos bebíamos nuestras bebidas calientes, la conversación comenzó a fluir de manera más relajada. Darjeeling y Mika compartían impresiones de la batalla, Katyusha se jactaba de la superioridad de Pravda, y el ambiente se tornaba mucho más acogedor a pesar de la tormenta afuera.
Entonces, Mika, con su tono tranquilo y misterioso, decidió cambiar un poco el tema.
Mika: Erik… —su voz pausada hizo que todos la miraran—. Si tu academia no tuviera que depender de la estrategia de emboscadas y camuflaje, ¿qué tipo de doctrina seguirías?
Era una pregunta interesante. Y no solo eso, sino que tenía la atención de Darjeeling, Katyusha y Nonna. Parecía que querían entender un poco más mi forma de pensar.
Erik: Veamos, depende de los tanques que tenga en disposición, ya que debido a que los tanques suecos son rápidos y pequeños, pero con poca potencia en su cañón, es que preferí usarlos de esa manera.
Doy una ligera pausa mientras volteo a ver la expresión de todas.
Erik: si tuviera tanques pesados y medianos, de seguro adoptaría una doctrina parecida a la de Pravda y St gloriana combinadas, si tuviera más tanques medianos, de seguro trataría de usar el número a mi favor, pero como dice la regla evolutiva de darwin en la que dentro de una población, los individuos con características que mejor se adaptan a su entorno tienen más probabilidades de sobrevivir, así que creo que la respuesta más resumida sería: depende de los tanques que tenga a disposición.
Doy un pequeño aplauso, como para dar fin a mi respuesta.
Erik: Resumen, me adaptaré dependiendo de lo que tenga a mano.
Mika asintió lentamente, como si saboreara mi respuesta al igual que el té en su taza.
Mika: Interesante. Un enfoque pragmático, moldeado por las herramientas a tu disposición.
Darjeeling sonrió levemente, con ese aire elegante que nunca abandonaba su rostro.
Darjeeling: Una respuesta digna de alguien que busca la excelencia estratégica. La capacidad de adaptación es crucial, aunque algunos preferimos perfeccionar una doctrina en lugar de cambiarla constantemente.
Y tienen razón, pero yo prefiero adaptarme a la situación dependiendo a lo que tenga a mano, creo que en este aspecto diferimos, aunque en realidad, si le doy la razón, ya que aun teniendo tanques pesados y más medianos, me gusta seguir utilizando la emboscada, flanqueo y el fuego de largo alcance.
Luego de eso, pasamos un rato conversando, aunque de vez en cuando notaba miradas desde la dirección de Mika y Darjeeling, en las que parece haber curiosidad y quizás un poco más debido a mis respuestas.
Entonces, el tema sale por la propia boca de Katyusha.
Katyusha: Haz sido buen aliado y quiero recompensarte -Mientras pedía otra taza de chocolate caliente- Dejaré que me cargues sobre tus hombros -Dice con un tono lleno de sí misma.
Alguien normal no vería eso con buenos ojos o pensaría que es una tontería, pero alguien que la conoce del anime y manga como yo sabemos que eso significa que tenemos su confianza, así que ese solo gesto me hace feliz
Erik: Será un gran honor, comandante Katyusha -Digo con una sonrisa en mi rostro delatando por completo mi felicidad.
Katyusha se detuvo por un momento con la taza de chocolate caliente a medio camino de su boca. Me miró fijamente, como si analizara cada matiz de mi expresión. Luego, una sonrisa satisfecha se formó en su rostro, una que reflejaba orgullo, pero también una leve sorpresa.
Katyusha: ¡Hmph! ¡Sabía que lo apreciarías! —Dijo con su tono confiado, pero su leve sonrojo delataba que no esperaba que mi reacción fuera tan genuina—. ¡Bien, entonces prepárate! No dejo que cualquiera haga esto, ¿sabes?
Nonna, a su lado, dejó escapar un leve suspiro, aunque en su mirada había un destello de diversión. Mika y Darjeeling, por su parte, intercambiaron una mirada rápida, como si estuvieran analizando la situación.
Con sumo cuidado, me incliné y dejé que Katyusha se acomodara sobre mis hombros. Ella se sostuvo con seguridad, con una postura digna de una comandante que observa su dominio desde lo alto.
Katyusha: ¡Ja, ja! ¡Así es como debe ser! ¡Mira, Nonna, desde aquí todo se ve aún mejor!
Supongo que lo dice ya que soy más alto que Nonna, según me acuerdo mide 176cm mientras yo mido 183cm, aunque debido a mi edad, es probable que crezca más alto.
Nonna: Sí, Katyusha. —Respondió Nonna, con su tono habitual, pero con una pequeña sonrisa.
Mika y Darjeeling parecían divertidas con la escena. Mika incluso dejó escapar una ligera risa mientras tocaba un par de notas en su kantele.
Mika: Tal vez deberíamos llamarte "el corcel de Katyusha" ahora, Erik. —Comentó con tono burlón.
Darjeeling tomó un sorbo de su té y agregó con su usual elegancia:
Darjeeling: O, quizás, su caballero leal. Después de todo, un comandante necesita un apoyo firme.
Katyusha hinchó el pecho con orgullo.
Katyusha: ¡Exactamente! ¡Y tú, Erik, eres un buen aliado! Así que no lo olvides.
Yo simplemente sonreí, sosteniéndola con firmeza. Aunque fuera un gesto aparentemente simple, sabía lo que significaba. Había ganado su confianza, y eso era un paso importante para acercarme a ella.
Para ser honesto, Katyusha ante mis ojos es muy adorable, así que tenerla subida de mis hombros me llena de felicidad por el significado detrás de ello.
Pasa un rato con charlas triviales y luego de un tiempo, llegamos a un tema importante.
Darjeeling: Dices que si tuvieras más variedad de tanques, tus tácticas serían también más variadas -dijo mientras daba un sorbo a su taza de té.
Tragué saliva, expectante a lo que iba a decir.
Darjeeling: Entonces, qué tal si te prestamos algunos tanques para ver si eso es cierto?
La propuesta de Darjeeling tomó por sorpresa a todos en la tienda de campaña. Mika dejó de tocar su kantele por un momento, Katyusha arqueó una ceja y Nonna observó con su usual calma, pero con un leve destello de interés en sus ojos.
Yo, por mi parte, parpadeé un par de veces antes de procesar completamente sus palabras.
Erik: ¿Quieres decir… prestarme tanques de St. Gloriana? —pregunté, asegurándome de que no hubiera malentendidos.
Darjeeling asintió con su usual elegancia, colocando su taza sobre el platillo con un suave clink.
Darjeeling: Así es. Siempre es interesante ver cómo un estratega se adapta a nuevas circunstancias. Y dado que has demostrado ser un comandante ingenioso, me gustaría ver cómo utilizarías nuestros blindados en combate.
Erik: Hoh… —exhalé, cruzando los brazos mientras lo meditaba.
La idea era atractiva, sin duda. Los tanques de St. Gloriana eran confiables, bien mantenidos y tenían una gran sinergia en combate. Pero… ¿cuál era la verdadera intención detrás de esta oferta?
Mika sonrió con curiosidad, apoyando el mentón en una mano.
Mika: No todos los días alguien como Darjeeling ofrece un préstamo de tanques. Debes haberle impresionado más de lo que pensábamos, Erik.
Katyusha, que aún estaba sentada sobre mis hombros, chasqueó la lengua.
Katyusha: ¡Tch! ¿Por qué los de St. Gloriana tienen que adelantarse? ¡Nosotros también podríamos prestarte tanques, Erik! —dijo, cruzando los brazos con expresión competitiva—. ¡Nuestros IS-2 son más poderosos que cualquiera de sus Churchill!
Darjeeling simplemente sonrió con calma.
Darjeeling: No se trata de poder, sino de cómo se usa.
El aire se volvió ligeramente más tenso entre ambas comandantes, pero yo decidí intervenir antes de que se convirtiera en un duelo de indirectas.
Erik: Bueno… me agrada la idea. Poder probar nuevas tácticas con tanques que no sean ligeros suecos sería una oportunidad invaluable. Pero hay algo que debo preguntar.
Mis ojos se encontraron con los de Darjeeling, con una expresión seria y con una mirada perforante para evaluar sus intenciones.
Erik:¿Cuál es el precio?
Ella inclinó levemente la cabeza, sus ojos azules reflejando un matiz de diversión.
Darjeeling: Eres astuto. No pensaste que lo haría gratis, ¿verdad?
Negué con la cabeza.
Erik: No. Pero quiero saber qué quieres a cambio.
Darjeeling tomó otro sorbo de su té antes de responder con una sonrisa enigmática.
Darjeeling: Digamos que… cuando llegue el momento, te pediré un favor. Y te prometo que no será algo irrazonable.
La forma en que lo dijo hizo que un escalofrío recorriera mi espalda. No me gustaba dejar cabos sueltos, pero tampoco podía rechazar una oferta tan tentadora.
Antes de responder, miré a Mika y Katyusha. Ambas me observaban con interés, esperando ver qué decidiría.
Erik: Entendido, si necesitas algo de nosotros, estaremos dispuestos a hacer todo lo posible por cumplirlo -hablo en plural, dando a entender al resto mi posición como el comandante de una escuela y que hablo por el resto de mi academia.
Extiendo mi mano hacia ella para un apretón de manos mientras mantengo mi porte educado.
Darjeeling observó mi gesto con un brillo de aprobación en sus ojos. Su mano, enguantada con la elegancia característica de St. Gloriana, se deslizó con suavidad hasta encontrarse con la mía en un apretón firme pero refinado.
Darjeeling: Es un placer hacer negocios contigo, Erik —dijo con una leve sonrisa—. Estoy segura de que será una experiencia enriquecedora para ambos.
Su tono mantenía esa calma aristocrática, pero podía notar algo más en su mirada. Un interés genuino en ver hasta dónde podía llevar las tácticas de Carolus Rex con nuevos recursos.
Solté su mano con un leve asentimiento, y en cuanto el trato estuvo cerrado, Katyusha golpeó levemente mi cabeza con su diminuto puño.
Katyusha: ¡Hmph! Bueno, ya que es así, Pravda también puede prestarte tanques. ¡No dejaré que esos ingleses se lleven toda la gloria!
Nonna suspiró suavemente, pero no negó la afirmación de su comandante.
Nonna: En ese caso, ¿qué tanque de Pravda te interesaría probar? —preguntó con su tono calmado.
El ambiente en la tienda de campaña se tornó aún más interesante. No solo St. Gloriana, sino también Pravda estaban dispuestas a prestarme vehículos para probar diferentes tácticas. Esta era una oportunidad que no podía dejar pasar.
Mis ojos recorrieron a cada una de las comandantes con una sonrisa de satisfacción.
Erik: Parece que nuestra doctrina se expandirá más de lo que imaginé.
Luego de pasar tiempo negociando, llegamos a un acuerdo donde St gloriana nos prestará algunos centurion, realmente solo necesitaba esos, ya que sería el equivalente al strv 81.
Mientras que con Pravda acordamos que me prestarían los PT-76 y algunos T-34-85.
Según me acuerdo, en war thunder los PT-76 tenían la capacidad de ser usados como tanques exploradores y tener municón distinta a la normal, como también la capacidad de ser usado aun en el agua como un anfibio.
Y entonces, Mika se ofreció a prestarnos un BT-42 que tienen de reserva para que podamos construir el nuestro, el cual obviamente acepté, ya que era uno de mis tanques favoritos tanto en el anime como en war thunder.
Luego de eso, cada una de las comandantes se fue a su propia academia y quedé solo con las de mi tripulación y el resto de miembros de Carolus rex,
El ambiente dentro de la tienda de campaña se mantuvo en calma durante unos segundos tras la partida de las comandantes de St. Gloriana, Pravda y Jatkosota. Luego, una mezcla de sorpresa y emoción comenzó a apoderarse del equipo de Carolus Rex.
Astrid, la conductora del Strv 103, fue la primera en reaccionar.
Astrid: Espera, espera… ¿conseguiste Centurions? —dijo con una sonrisa incrédula—. ¡Ahora sí tenemos algo con potencia de fuego real!
Gudrun, la operadora de radio, empujó sus gafas con un dedo mientras revisaba rápidamente su libreta de apuntes.
Gudrun: Esto cambia muchas cosas —murmuró—. Los Centurion tienen mejor blindaje y cañones más poderosos que cualquiera de nuestros tanques actuales. Podremos soportar mucho más fuego en combate.
Freya, la comandante del Lago I, cruzó los brazos con una expresión pensativa.
Freya: No solo eso, sino que también conseguimos PT-76 y T-34-85… eso amplía nuestras estrategias.
Astrid soltó un silbido.
Astrid: Es cierto… eso no es algo que cualquier academia pueda hacer.
Erik: Y lo mejor de todo —interrumpí con una sonrisa—, ¡tendremos nuestro propio BT-42!
Astrid soltó una carcajada.
Astrid: ¡¿En serio?! ¡Eso es un cañón autopropulsado en ruedas!
Erik: Sí, pero tiene una gran movilidad y puede dar golpes devastadores —respondí, cruzándome de brazos—. Y además… es uno de mis favoritos.
Freya arqueó una ceja.
Freya: Así que es un capricho personal.
Gudrun suspiró, pero sonrió levemente.
Gudrun: Bueno, si nuestro comandante lo quiere, supongo que nos toca hacer que funcione.
El resto de las chicas de Carolus Rex intercambiaron miradas entre sí antes de asentir. Se podía notar el entusiasmo y la curiosidad en sus rostros.
Astrid: Definitivamente esto va a cambiar la forma en la que luchamos —dijo con una sonrisa emocionada—. ¡Ya quiero probar esos tanques en combate real!
Asentí, sintiéndome satisfecho. Este acuerdo no solo nos había dado acceso a nuevos tanques, sino que también había reforzado nuestros lazos con otras academias.
Ahora, solo quedaba una cosa por hacer.
Erik: Muy bien —dije, mirando a todas con determinación—, es hora de prepararnos. Vamos a demostrar que Carolus Rex puede adaptarse a cualquier campo de batalla.
Las chicas asintieron con energía, listas para los desafíos que vendrían.